Santa Clara del Cobre, una localidad de Michoacán, donde día a día se trabaja el cobre, logrando así una industria desde hace ya muchos años, creando con este desde de utensilios, herramientas y todo tipo artesanías.
Anteriormente cerca de ahí existían minas de cobre, de donde obtenían la materia prima, pero al agotarse, se han tenido que valer de la fundición de material reciclado para no dejar morir su tradición y manufactura.
Los artesanos, todos unos artistas virtuosos que gracias a su habilidad logran crear hermosas y únicas piezas, cada una realizada de principio a fin de manera rústica. Procesando el material pasando por la fundición hasta lograr finas láminas a las que se le aplica la técnica sobresaliente de martillado, todo un proceso de antaño que conlleva el trabajo de varias personas; una tradición artesanal que ha pasado de generación en generación.
El cobre, un elemento de sobresaliente color que se pierde entre el naranja y el rojo, añadiendo un brillo especial que al conjugarse con su inigualable textura logra un atractivo único.
A través del tiempo esta materia prima se ha adaptado a las necesidades y tendencias manteniendo un perfecto equilibrio entre lo moderno y lo clásico logrando que este metal perdure.
EL cobre es muy recurrido por los diseñadores de interiores, debido a su versatilidad se acopla perfectamente a cualquier tendencia y estilo; comenzando por el clásico, pasando por el minimalista, urbano, industrial, rústico, vintage y cualquier otro estilo siempre imprimiendo a la vista un toque de elegancia.
Una gran ventaja de este elemento es que gracias a su maleabilidad se convierte en un material muy versátil para ser aplicado, ya sea en paredes, falsos plafones, accesorios de baño, mobiliario, estructuras de escaleras , accesorios de cocina, lámparas.
El cobre llegó para quedarse.
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